Xakata – España, 11 de Octubre del 2023. Una simulación de más de 3.000 átomos de hierro acaba de ampliar radicalmente nuestra comprensión de campo magnético del planeta.
El núcleo de la Tierra es el equivalente geoplanetario del metro de Tokio en hora punta: no cabe ni un alfiler. Los átomos de hierro que lo conforman están sometidos a una presión tan alta y están tan estrechamente unidos que uno pensaría que no tienen espacio para nada. Pero no.
Incluso en esas circunstancias tienen espacio de maniobra. De hecho, se mueven mucho más de lo que nunca habríamos imaginado.
La movida vida interior del núcleo de la Tierra. Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin y varias universales chinas han realizado varios experimentos (y estudios teóricos) para entender lo que podríamos denominar la vida interior de núcleo de la Tierra. Los resultados son muy curiosos.
Según publican en PNAS, no es solo que los átomos puedan moverse, es que se mueven rápidamente (en fracciones de segundo), pero manteniendo la estructura metálica subyacente; la del hierro.Un enorme juego de las sillas.
La forma más sencilla de entenderlo es con una imagen que utilizan los propios investigadores: es como si en mitad del banquete de una boda, los invitados se levantaran rápidamente y se sentaran en otro lugar. Los comensales de cada mesa serían distintos, pero la estructura de sillas sería la misma.
Muy curioso… pero ¿qué significa?
El hallazgo (que hay que recordar que tiene muchas limitaciones) podría explicar algunas de las características más intrigantes del núcleo de la Tierra. Esto es clave para muchas cosas como entender por qué las mediciones sísmicas nos dicen que el núcleo es un entorno mucho más «suave y maleable» de lo que se esperaría; pero sobre todo para entender el campo magnético que nos protege.
Al fin y al cabo, sabemos que otros planetas de nuestro sistema solar tuvieron un campo magnético potente y fue destruido en el transcurso de su historia planetaria. Entender qué pasa con nuestro campo magnético y, de paso, saber qué podríamos hacer si necesitáramos hacer uno, son cosas cruciales para el futuro de la especie (a escala interplanetaria).
¿Cuáles son las limitaciones?
La más básica es que es imposible tomar muestras del núcleo. Por ello, los investigadores han estudiado con mucho detalle una placa de hierro en condiciones de laboratorio y, luego, han metido esos datos en modelos complejos que tienen en cuenta la presión y temperatura del núcleo de la Tierra.
En este caso, consiguieron generar un modelo de 30.000 átomos con el que poder poner a prueba sus hipótesis y teorías.
Es decir, se trata de una metodología muy innovadora (y los datos que ofrece parecen encajar con las observaciones que tenemos), pero no deja de ser una hipótesis de trabajo.