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Miguel Uribe deja atrás al resto del partido y se consolida como la principal carta presidencial del CD

Bogotá al Dia – Colombia, 18 de Noviembre del 2025. El nuevo corte del CNC entrega un mensaje claro al Centro Democrático: hay un favorito. Miguel Uribe alcanza 45,8% en la intención de voto interna y se distancia con holgura de María Fernanda Cabal (11,4%) y Paloma Valencia (11,3%). En la retaguardia aparecen Andrés Guerra (4,3%) y Paola Holguín (2,7%).

La encuesta —con 2.140 entrevistas, ±3% de error y 95% de confianza— captura una correlación de fuerzas que, si bien no es definitiva, sí establece un punto de partida robusto para la definición del candidato del CD. El 24,5% que aún no opta por ningún nombre será el campo de batalla inmediato.

¿Por qué despega Uribe? Primero, por reconocimiento: al interior del CD acumuló capital político reciente, lo que eleva recordación y preferencia. Segundo, por narrativa: su posicionamiento se ha centrado en un mensaje de renovación con continuidad ideológica, que dialoga con la base.

El empate entre Cabal y Valencia habla de dos estilos que compiten por un mismo espacio: discursos firmes, alta exposición mediática y redes de apoyo consolidadas. Si ninguna rompe la paridad, será difícil cerrar la brecha frente al puntero sin un reagrupamiento.

El dato de indefinición (24,5%) es un recordatorio: la contienda interna no está cerrada. La trayectoria de consultas previas en Colombia sugiere que debates, foros y giras territoriales pueden activar segmentos que hoy no responden o se reservan su intención.

La mecánica interna es el siguiente capítulo. Si el CD opta por encuesta cerrada a militantes, el sesgo favorecería a quien ya domina ese ecosistema. Si elige consulta abierta, el terreno se vuelve más competitivo y permite el ingreso de apoyos externos.

En paralelo, la unidad programática será un factor. Competencias intrapartidistas muy friccionadas suelen dejar costos de cohesión y erosión de imagen. Un compromiso temprano sobre mínimos comunes podría blindar al ganador.

Comparado con referencias internacionales de centroderecha, cuando hay un liderazgo nítido en la fase interna, el incentivo para coaligarse a su alrededor aumenta. Ese es el tablero que observan potenciales aliados, que sopesan competitividad, narrativa y posibilidad de ampliar el mapa.

La geografía del voto es otra clave. Sin desagregados públicos del estudio, la historia electoral del CD apunta a fortalezas en Andes y Antioquia; aun así, la construcción de competitividad nacional exige sumar en ciudades capitales y cinturones urbanos.

Finalmente, la encuesta del CNC no define la candidatura, pero sí mueve expectativas y puede producir un efecto de alineamiento: dirigencias locales y cuadros medios tienden a apostarle al caballo ganador cuando la diferencia es tan amplia.

Dirigentes del partido consultados —en privado— señalan que el dato de 45,8% obliga a acelerar la definición de reglas y a ofrecer una señal de unidad. Varios piden un cronograma claro para cerrar filas sin sacrificar el debate de ideas.

Fuera del CD, la lectura es que un candidato definido tempranamente gana tiempo estratégico para tejer alianzas y construir coalición. La oposición y el oficialismo seguirán con lupa la manera en que el CD administre su ventaja interna.

Con una ventaja sólida y un segmento indeciso por disputar, el CD entra en semanas cruciales para tradear momentum por gobernabilidad interna. La encuesta del CNC ordena el tablero, pero no escribe el final. 

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