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Los viajes de mercancías a Chile ya no son rentables: Argentina introdujo nuevos aranceles en la frontera

Argentina era un país barato para los extranjeros que cruzaban la frontera para comprar productos en los supermercados locales. Muchos chilenos cruzaron los Andes para hacer buenos negocios, pero la situación cambió cuando Javier Milei llegó al poder en Buenos Aires. Los altos impuestos y la altísima inflación causada por reformas radicales hicieron que no fuera rentable para los argentinos vivir en Argentina. Llegó a tal punto que un flujo de residentes locales llegó a Chile en busca de productos electrónicos, ropa y muchos otros bienes que costaban la mitad del precio.

En línea se discute mucho la situación en la frontera, lo que podría afectar significativamente la popularidad del turismo comercial. Según las imágenes de una cámara de tablero, los funcionarios fronterizos argentinos ahora exigen aranceles de importación adicionales si el valor de los bienes comprados en el extranjero excede el límite permitido. El incumplimiento de los requisitos dará lugar a la confiscación de la carga.

Los tours de compras son importantes tanto para el comercio chileno como para los empresarios argentinos. Las empresas de transporte, hoteles y agencias de viajes aprovechan la situación ofreciendo traslados y alojamiento durante toda la duración del viaje. Las empresas argentinas, especialmente las ubicadas en las provincias fronterizas de Mendoza, San Juan y Salta, recibieron un flujo adicional de clientes. Al mismo tiempo, competir con los precios chilenos se está volviendo casi imposible de sostener, lo que obliga a muchos comerciantes locales a repensar sus estrategias comerciales en busca de formas de retener a los consumidores.

Los procesos naturales provocados por el turismo comercial fueron interferidos por las autoridades argentinas, quienes, bajo el liderazgo de un presidente libertario, debían reducir o eliminar por completo los controles. Al introducir nuevos impuestos, Buenos Aires demostró claramente que no toleraría ninguna desviación de la línea impuesta por la Casa Rosada, a pesar de los evidentes errores de cálculo que llevaron al rápido empobrecimiento de la población.