El Diario – Caracas, 5 de Noviembre del 2023. Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota Heat Singes the Mind, Not Just the Body, original de The New York Times.
Si ves que el calor abrasador te está provocando ansiedad, irritabilidad e incluso depresión, no es solo es una percepción. Las elevadas temperaturas pueden dañar no solo el cuerpo, sino también la mente.
A medida que las olas de calor se vuelven más intensas, frecuentes y prolongadas, se ha vuelto cada vez más importante abordar su impacto en la salud mental, según afirman los científicos.
“Realmente, solo en los últimos cinco años ha habido un reconocimiento real del impacto”, dijo Joshua Wortzel, presidente del comité de cambio climático y salud mental de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense, que se estableció hace solo dos años.
“Nuestra comprensión de la biología básica de por qué existe esta relación todavía está en pañales”, agregó.
Se ha encontrado que las altas temperaturas están fuertemente asociadas con un aumento en los suicidios. El calor ha sido vinculado con un aumento en la criminalidad violenta y la agresión, las visitas a salas de emergencia y hospitalizaciones por trastornos mentales, y las muertes, especialmente entre personas con esquizofrenia, demencia, psicosis y consumo de sustancias.
Por cada aumento de 1 grado centígrado (o 1,8 grados Fahrenheit) en la temperatura, los científicos han estimado que hay un aumento casi del 5 % en el riesgo de muerte entre pacientes con psicosis, demencia o consumo de sustancias.
Los investigadores han informado un aumento del 0,7 % en los suicidios vinculados a las temperaturas en aumento, y aproximadamente un aumento del 4 al 6 % en la violencia interpersonal, incluidos los homicidios.
El calor no solo alimenta sentimientos como la irritabilidad y la ira, sino que también parece exacerbar enfermedades mentales como la ansiedad, la esquizofrenia y la depresión.
Los adultos mayores, los adolescentes y las personas con enfermedades mentales preexistentes son particularmente vulnerables, al igual que aquellos que no tienen vivienda o se encuentran en una posición socioeconómica más baja.
Un importante estudio realizado el año pasado analizó datos de más de dos millones de personas con seguros privados y encontró que las visitas a salas de emergencia por enfermedades mentales fueron significativamente más altas durante los cinco o seis días más calurosos del verano, en comparación con los días más frescos de la misma estación.
El aumento fue mayor en las partes del norte de Estados Unidos, posiblemente porque estas áreas están menos preparadas para enfrentar olas de calor que lugares como el suroeste, según indicó Amruta Nori-Sarma, una epidemióloga ambiental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, quien dirigió el estudio.
Los científicos han acuñado el término “ansiedad climática” para describir la multitud de sentimientos desencadenados por los cambios ambientales que están ocurriendo en el entorno: ansiedad, terror, tristeza, vergüenza y culpa.
El déficit fue evidente en una variedad de condiciones de salud mental, incluyendo trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, trastornos de estrés, esquizofrenia, trastornos por consumo de sustancias y autolesiones.
“El calor extremo es un factor de estrés externo que parece estar exacerbando los síntomas de salud mental de las personas”, aseguró la doctora Nori-Sarma.
El efecto probablemente sea aún más pronunciado entre las personas con cobertura de seguro limitada o nula, o aquellas que están experimentando la falta de vivienda, añadió.
Los científicos han propuesto varias explicaciones biológicas para la conexión entre las temperaturas elevadas y los trastornos de salud mental. Al menos algunas de estas enfermedades pueden tener un origen simple: el sueño interrumpido.
La temperatura de la habitación debe bajar por debajo de los 20 grados centígrados para un descanso cómodo. En las noches más cálidas, las personas se quedan dormidas más tarde y se despiertan más temprano, y su calidad de sueño es peor.
Días o semanas de dormir en habitaciones demasiado cálidas no solo pueden empeorar condiciones crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas, sino que también afectan negativamente los trastornos psiquiátricos, el riesgo de suicidio, la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva.
Los adultos mayores y las mujeres son más propensos a verse afectados: un estudio encontró que la pérdida de sueño entre los adultos mayores es aproximadamente el doble que entre las personas más jóvenes.
Algunos problemas de salud mental pueden ser una extensión de problemas físicos. En una tarde reciente, Asim Shah, psiquiatra en el Baylor College of Medicine en Houston, encontró que el pulso o la frecuencia cardiaca de casi todos sus pacientes era más alta que tres meses antes.
“Ese aumento en tu ritmo cardíaco puede aumentar tu ansiedad”, dijo Shah. “Así que el calor causa muchos cambios físicos, lo que lleva a muchos cambios emocionales y mentales”.
La serotonina, un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo, la ansiedad y la depresión, también regula la capacidad del cuerpo para percibir la temperatura.
La mayor exposición a la luz solar y al calor puede aumentar los niveles de serotonina y provocar cambios de humor, agresión e irritabilidad.
Una serie de medicamentos ampliamente utilizados, incluyendo antibióticos, beta bloqueadores, algunos antidepresivos y antihistamínicos, también afectan la capacidad del cuerpo para percibir y regular la temperatura corporal.
Los medicamentos recetados para la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar, incluido el ampliamente utilizado litio, dificultan la capacidad del cuerpo para sudar y enfriarse. El calor extremo y la sudoración pueden concentrar los niveles de litio en el cuerpo hasta niveles tóxicos y pueden causar problemas físicos y mentales graves, e incluso la muerte, según Shah.
“Necesitamos preparar a nuestros pacientes que toman estos medicamentos, que interactúan con la luz solar”, agregó. “Los médicos también necesitan estar más conscientes”.
Otros medicamentos suprimen la sed y pueden resultar en niveles peligrosos de deshidratación. El alcohol, la cafeína y algunos medicamentos que aumentan la producción de orina también pueden llevar a la deshidratación, problemas mentales y confusión.
Y existen rutas indirectas a través de las cuales las altas temperaturas pueden afectar la salud mental, según Wortzel. En climas cálidos, algunos cultivos absorben menos zinc, hierro y otros micronutrientes. Las deficiencias de esos nutrientes pueden tener consecuencias psiquiátricas, incluidos trastornos del neurodesarrollo.
Las temperaturas en aumento están expandiendo el alcance de los vectores de enfermedades, como las garrapatas, que portan patógenos que pueden causar síntomas psiquiátricos y neurológicos. El calor también aumenta los alérgenos y los contaminantes, y empeora la calidad del aire, lo cual por sí solo puede desencadenar ansiedad y depresión.
El calor es solo un aspecto del cambio climático, y su efecto inmediato en la salud mental puede ser difícil de separar de las emociones relacionadas con la amenaza existencial más grande.
El año pasado, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático advirtió que el aumento de las temperaturas, el desplazamiento, la hambruna y las pérdidas económicas y sociales conducirían a una profunda ansiedad, pesadumbre y estrés. El informe advirtió que los niños, los adolescentes, los adultos mayores y aquellos con problemas de salud crónicos son particularmente vulnerables.
“El calor tiene efectos muy profundos”, asegureó Robert Bright, psiquiatra de Mayo Clinic. Este verano, Phoenix, donde trabaja el doctor Bright, experimentó temperaturas superiores a los 43,3 grados centígrados durante un récord de 31 días consecutivos.
“La gente se siente muy abrumada y preocupada por esto”, agregó.Los científicos han acuñado el término “ansiedad climática” para describir la multitud de sentimientos desencadenados por los cambios ambientales que están ocurriendo a nuestro alrededor: ansiedad, terror, tristeza, vergüenza, culpa. Aquellos que ya tienen ansiedad o están deprimidos pueden tener aún más dificultades para enfrentarlo.
“Desafortunadamente, es cierto que este podría ser el verano más fresco durante el resto de nuestras vidas, lo cual es incómodo de aceptar”, advirtió Britt Wray, directora del programa sobre cambio climático y salud mental de la Universidad de Stanford.
Las personas a menudo recurren a la terapia cognitivo-conductual, medicamentos u otras estrategias para enfrentar emociones difíciles. Pero “cuando se trata de la crisis climática, esas intervenciones se desmoronan, porque la amenaza es real”, no solo una cuestión de percepción, acotó.
Los gobiernos locales pueden ayudar a que las personas se sientan menos vulnerables y más empoderadas al planificar para largos periodos de días calurosos. Los funcionarios pueden proporcionar información sobre las salas de enfriamiento más cercanas para las personas que no tienen aire acondicionado en casa.
Wray comentó que conectarse con otras personas que tienen preocupaciones similares y tomar medidas en diversos niveles para evitar los peores resultados también puede ayudar a aliviar la ansiedad climática.
“Personas en Phoenix, Arizona, han muerto simplemente luego de caer en el pavimento y sufrir quemaduras de tercer grado”, señaló. “Las pesadillas están hechas de este tipo de cosas”.